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Thursday, February 24, 2011

Una cicatriz de amor

El pasado 30 de septiembre de 2010, le note a Daniella (mi hija menor) una protuberancia en su clavícula que no era normal, lo que pensada era un golpe resulto ser nuestra peor pesadilla. Después de 2 meses, 5 estudios (algunos no eran favorables), una biopsia, muchas noches sin dormir, días sin comer y la mente batallando entre estar positiva y el temor a lo peor; se le diagnostico Osteomielitis (infección en el hueso). Siempre estuve fuerte en mi fe y aunque fue uno de los momentos más difíciles de mi vida siempre acepte la voluntad de Dios. Entre lagrimas la noche antes de su biopsia ore y le dije a Dios: “Señor, cuantas madres están en la misma situación que yo, cuantas te deben estar pidiendo que su hijo viva, yo sé que mi hija es tuya, pero yo quiero verla crecer, convertirse en bailarina, doctora y ver sus tres hijos (ella quiere una nena y dos nenes), acepto tu voluntad”. Me decía a mí y a las personas a mi alrededor “me toco a mí, así que para adelante con lo que haya que hacer”.

Entramos al Hospital el 17 de noviembre de 2010 y salimos el 9 de diciembre de 2010, fue una estadía larga y difícil, pero sabíamos que todo tenia solución…era algo pasajero! Daniella siempre se mantuvo fuerte y motivada por lo que le esperaba cuando saliera, por las muestras de cariño y por las sorpresitas que recibía de parte de la personas que como yo (con mi organización) llevamos a los niños enfermos y menos afortunados, pude experimentar en carne propia el beneficio y el bien que le hacemos a estos niños, recibió: libros, peluches, visita de personajes y animales etc.

Daniella supero esta prueba como toda una campeona y de ello le quedan los recuerdos y una cicatriz de amor en su clavícula, un recordatorio de lo dichosa que es al poder contar su historia, lo querida que es por muchos y el regalo de amor y vida que representa. Para nosotros como familia un acontecimiento que nos unió más, nos ha hecho valorar más el tiempo que pasamos juntos y nos reafirmamos en la labor que realizamos y el beneficio tan grande que nuestras iniciativas ofrecen.

Este 2011 nuestra meta estará dirigida a llevar más alegría a los niños del Hospital Pediátrico en Centro Médico, ser ese rayito de sol ante la adversidad a los niños menos afortunados en muchos aspectos.
Comparto mi historia porque me toco a mí, y gracias a estos 3 años que llevo trabajando con estas causas pude ser fuerte ante la adversidad, recibí de parte de otros la ayuda que yo llevo gracias a mis ángeles y mi hija fue feliz gracias a otros.
Gracias a todos los ángeles que hacen la diferencia, ustedes son esperanza y luz.

¡Hasta la próxima!
Marimar