Viernes, 16 de julio de 2010
¡Ya era tarde en la noche! Terminé el listado de la ayuda recaudada hasta ese día y de dividirla para las dos organizaciones que se beneficiarán de la misma. Llegó el momento en que el cansancio era tanto…pero seguí adelante (para mí estas últimas semanas han sido un poco intensas) y al otro día entregaría la ayuda a la Comunidad Misionera Villaregia en Arecibo. Este día estuve un poco indispuesta de salud, además de que tenía dudas pues no sabía si la ayuda que llevaba era suficiente.
Sábado, 17 de julio de 2010
Nos levantamos temprano; era el día de llevar la ayuda a la Comunidad Misionera Villaregia. Estaba muy emocionada, no sólo porque entregaría ayuda, también volvería a ver a los misioneros, sacerdotes y jóvenes que trabajan para esta misión, además de que vería el progreso del Centro (el año pasado sólo estaban algunas paredes levantadas).
La ayuda ya estaba acomodada en el auto, mis hijas y esposo ya preparados para la travesía y yo indispuesta de salud. En ese momento no sabía qué hacer. Quería ir personalmente a llevar la ayuda como es mi compromiso, pero mi estado de salud me lo impedía. No obstante decidí ir, tenía que llevar la ayuda a su destino. Gracias a Dios, aunque el camino fue un poco difícil, llegamos a Arecibo donde con mucha alegría nos esperaban las misioneras Enid, Mariela y otras personas comprometidas con esta comunidad. Pudimos ver a los jóvenes en plena faena pues salían para los supermercados Econo a recolectar ayuda en la puertas. 40 jóvenes realizaban labor misionera, jóvenes que a las 9:00a.m. ya habían participado de la Misa y se dirigían a trabajar durante su día libre para ayudar a los más necesitados.
Procedimos a bajar la ayuda y cuando abrieron las puertas del centro de acopio mi alegría fue tan grande al ver que la gente está apoyando esta causa. Nos abrieron el vagón el cual todavía no está totalmente lleno pues hay que clasificar y empacar la ayuda, trabajo que hacen los jóvenes y misioneros.
Una de mis inquietudes era ver cómo estaba quedando el Centro, así que procedimos a visitarlo. Cuando lo vi, me quedé sorprendida por lo grande y hermoso que está quedando. Pero lo más que me impresionó, que el Centro se ha levantado con las donaciones de materiales, trabajo, dinero y tiempo de muchas personas. En estos momentos hay cinco misioneros que vinieron de Italia para ayudar a poner las losetas que fueron importadas desde allá. Empezaron por el salón más grande en donde se llevarán a cabo actividades como charlas y retiros. Además, vimos una familia que ayudaba con las labores de recogido y limpieza. Fue una experiencia increíble; como una inyección de energía, fe y alegría. Hubiera podido estar todo el día allí ayudando, escuchando la historia de cada bloque, loseta, ventana y pared que han sido levantadas por la gran labor de seres humanos que hacen la diferencia día a día.
Me comprometí a apoyarlos en la campaña de las alcancías de bloque donde con .50 ¢ se compra un bloque y con $65.00 se levanta una pared. Además de ser un centro de acopio más grande y cómodo, será un lugar de reunión para los jóvenes y adultos donde se ofrecerán retiros para jóvenes, adultos y matrimonios.
Por segundo año llevé ayuda, esperanza, alivio y alegría en cajas llenas de materiales escolares, productos de limpieza y artículos de higiene personal gracias a los ángeles comprometidos con ésta organización y con los más necesitados.
Hasta la próxima...Marimar